Reseña realizada por ALFONSO & MIGUEL ROMERO
TITULO ORIGINAL: Berberian sound studio
TITULO EN ESPAÑA: -----
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AÑO DE PRODUCCIÓN: 2012
DIRECTOR: Peter Strickland
REPARTO: Toby Jones (Gilderoy)
Cosimo Fusco (Francesco Coraggio)
Antonio Mancino (Giancarlo Santini)
Fatma Mohamed (Silvia as Teresa)
Salvatore LI Causi (Fabio)
Chiara D'Anna (Elisa as Teresa)
Tonia Sotiropoulou (Elena)
Eugenia Caruso (Claudia as Monica)
Susanna Cappellaro (Veronica)
Guido Adorni (Lorenzo)
Lara Parmiani (Chiara as Signora Collatina)
EDICIONES ESPAÑOLAS EN VÍDEO: -----
EDICIONES ESPAÑOLAS EN DVD: -----
SINOPSIS: 1976. Gilderoy, un hombre introvertido que a pesar de su edad aún vive con su madre, viaja desde Dorking hasta Roma para sonorizar “Il vortice equestre”, película que piensa trata sobre caballos. Una vez en la capital italiana y en el estudio, comprobará perplejo que es en realidad un giallo del maestro del terror Giancarlo Santini.
COMENTARIO:Un film que homenajea los giallos y que tiene de protagonista a un técnico de la postproducción (1) podría traernos a la memoria la reciente “The editor” (2014), donde el papel principal era para el montador. Pero ahí acaban las semejanzas. Mientras Adam Brooks y Matthew Kennedy convertían su cinta en una enloquecida comedia negra salpicada de gore, secundarios de culto (desde el veterano Udo Kier al freak Laurence R. Harvey) y macizas en pelotas (encabezadas por la chica de “Boardwalk Empire”, Paz de la Huerta), Strickland conduce la suya hacia el terreno del arte y ensayo. Una película de autor ajena a las modas imperantes, donde nos narra el descenso a los infiernos de la locura de su protagonista principal, un pez fuera del agua, que llegará a confundir ficción y realidad, la producción en la que trabaja con su propia vida.
Su timidez y estirado comportamiento británico no soportará los extrovertidos, pasionales, picarescos y agresivos caracteres de los italianos con los que tiene que medrar: la secretaria que no le paga, el engreído realizador, o el peor de todos, el arrogante productor. Unido a las cartas que regularmente le envía su madre, contándole trivialidades (pero que hace que añore aún más su hogar), y a ese trabajo que se complica constantemente y parece eternizarse, llevará al pobre Gilderoy (un Toby Jones que diríase el actor ideal para el papel) a ir perdiendo progresivamente la cabeza.
Antonio Mancino debutaba aquí en el rol del flemático director de “Il vortice equestre”. El rol del productor recayó sobre Cosimo Fusco, visto en blockbusters made in USA como “60 segundos” (2000) de Dominic Sena –remake de “Gone in 60 seconds” (1974) de H.B. Halicki- o “Ángeles y Demonios” (2009) de Ron Howard; y que, no sabemos si por casualidad, ya trabajara con Dario Argento en “El jugador” (2004) y Lamberto Bava en un episodio de la serie inédita en nuestro país “6 passi nel giallo” (2012).
Pero sí son intencionados muchos otros homenajes al thriller all’italiana: el film se desarrolla en 1976 y, aunque la producción que tienen que sonorizar tenga otro título, muchos detalles nos hacen pensar en el “Suspiria” de Argento. La banda sonora que suena en “Il vortice equestre” está inspirada principalmente en la que Nicola Piovani escribiera para “Huellas de pisadas en la luna” (1974) de Luigi Bazzoni. Además de poder escuchar la voz de la británica Suzy Kendall, ausente de las pantallas desde finales de los 70 y toda una “cara de la oscuridad”.
El cine de Peter Strickland, conscientemente de autor (y que suele tener a la crítica de su lado), dinamita cualquier codificación para hacer oír su voz. Sin embargo, siempre escribe sus historias y parece basarse en cintas de género, e incluso en directores concretos. Si en “Berberian Sound Studio”, como hemos apuntado, era el giallo y Dario Argento, su anterior largomentraje, “Katalin Varga” (2), era a su manera una rape-and-vengeance-movie, y su siguiente (y hasta la fecha último) trabajo, “The duke of Burgundy” (2014), rendía tributo (como el propio Strickland confesaba a la revista Fangoria) a Jesús Franco y al sexo fetichista tan obsesivamente presente en su cine, llegando a llamar para éste a la actriz belga Monica Swinn (3), tan habitual en la filmografía del tío Jess, especialmente en sus producciones para Eurociné y Erwin C. Dietrich.
Volviendo a “Berberian Sound Studio” (4), se pudo ver en el Festival de Sitges de 2012, y ese mismo año se hizo con los premios a mejor director y mejor actor (Toby Jones) en el British Independent Film Adwards. Ya en 2013 se alzaría con el de mejor película en el BAFICI. Distribuida en los Estados Unidos por la a menudo interesante IFC Midnight, en nuestro país continúa aún inédita, al igual que el resto de los títulos de este realizador inglés.
(1) Según su responsable, pretendía mostrar a todos aquellos currantes del cine que no vemos en la pantalla, por eso, y contrariamente, lo que nunca llegamos a visualizar es precisamente la película en la que trabajan.
(2) Rodada en 2009, en coproducción con Rumanía, con un presupuesto muy bajo y en sólo 17 días. Supuso su primer encuentro con la actriz Fatma Mohamed, con quien volvería a colaborar en sus dos siguientes largometrajes.
(3) A quien no veíamos delante de las cámaras desde 1982.
(4) El nombre del estudio se le ocurrió por Cathy Berberian, soprano estadounidense que se casó con Luciano Berio, un pionero de la música electrónica y, dicen, pieza clave para la película. La afición de Strickland por la electrónica le llevó a trabajar con la cantante y (ocasional) actriz Björk.